lunes, 16 de marzo de 2009

VARIOS II

I

A:
A.S.R.

Mi querida niña, te veo en tus juegos inocentes, y observo con calma cada paso que das, sin embargo, me estremece pensar que crecerás, dejarás atrás tus muñecas, tus rondas, tus cuentos infantiles, tu inocencia innata, para enfrentarte a otros juegos, los reales, donde se ama, se entrega, se teme y hasta se caya.


II

Esta mañana me levante muy temprano, como dicta la costumbre, no quería hacerlo, pero se debe, me mire en el espejo y observe las marcas que han dejado tu ausencia, se reflejan en mi rostro y ahora se empiezan a notar en mi cuerpo, son irremediables, notorias, perentorias. Se debe seguir como si no pasara nada, pero sí pasa, indiscutiblemente pasa, lo que ocurre es que solo las veo yo cada mañana frente al espejo.

III

Recuerdas como te enojaste conmigo, cuando te conté esa gran verdad, la prohibida, la que no se debía pronunciar, recuerdas que me tomaste por los brazos y me gritabas y llorabas como si te hubiera quitado tu juguete preferido, saliste a correr, tan solo dejaste ese aroma tan particular de siempre a flores, jazmín, rosas no se bien que era, la que te acompañaba en cada cita a escondidas.


IV

Requiero urgentemente que me consueles, que llenes mis espacios,

requiero urgentemente de tu compañía, tus sonrisas, y tus cosquillas,

requiero urgentemente que seques mis mejillas,

requiero urgentemente tus abrazos,

requiero urgentemente tus enojos, tus palabras,

te requiero urgentemente.

1 comentario:

Campanula dijo...

Tenes razón, es imposible no ver cada mañana en el espejo la soledad detras de uno riendo a carcajadas por las nuevas juellas de tristeza que se reflejan en el rostro.
un abrazo